En busca de la valorización tipográfica en la vida cotidiana, se despojó de su identidad visual a la marca de consumo masiva de bajo costo “A Cuenta”.
En base a un sistema de módulos y una fuente complementaria, cada alumno debía generar un nuevo sistema gráfico y principios de identidad aplicados a cinco productos de escala variable. Buscando la potencia tipográfica, se restringió el uso de color, fotografía e ilustración, manteniendo únicamente tamaño e información original del envase.